viernes, 5 de noviembre de 2010

Palabras para Julia


Habitualmente cuando nuestros hijos son pequeños, nos cuesta compatibilizar la vida de mujer con la de ser madre. La conciliación entre ambos mundos, a veces, parece irreconciliable. Sin embargo, aunque parezca una paradoja, hay un momento en el que se unen con fuerza y compromiso: el embarazo. Pocas veces nos sentimos tan mujeres y tan mamás a la vez. Estas son las palabras de una amiga, Deby, que me ha pedido compartir sus sensaciones en este blog:

“La verdad es que el embarazo es un viaje alucinante y me lleva a vivir experiencias que no imaginaba. Cuando le hablamos, Julia patea y si le ponemos la mano en la panza, empieza a moverse, y ese diálogo me resulta tan increíble, tan bello.  Todo el tiempo me siento unida a ella, por supuesto, pero también con la clarísima conciencia de que YA es otra persona (y yo su tupperware!!), que siente unida pero diferenciada de mí.  En dos ocasiones vivencié con toda la claridad del mundo lo que ella estaba sintiendo. No yo, ella. Una fue con Nico, que estaba parado hablándome y yo estaba en la cama y sentí el deseo impreioso de Julia de que su papá la acariciara. Se lo dije y en cuanto él puso la mano en la panza, ella se calmó. Otra vez fue con Lucía, su hermana, que apoyada en la panza le decía: 'hermanita, hermanita'. Yo me emocioné, por supuesto, quién no, pero al tiempo que yo sentía mi emoción, sentía también la alegría de Julia al oír ese llamado.”

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